Las glándulas de Bartolino son unas glándulas que intervienen en la lubricación del canal vaginal durante la relación sexual, ubicadas a los costados de la vagina; es decir, a cada lado.
Las glándulas de Bartolino no se identifican fácilmente, solo las reconoce el ginecólogo, el matrón, matrona o un especialista.
La bartolinitis sí se reconoce. Aparece por inflamación en una de las dos glándulas o por infección. No se debe a razones de higiene femenina.
En los casos de inflamación la mujer siente un bulto en la vagina (grande o pequeño). No hay dolor, solo molestias, aunque no siempre. Cuando la glándula está muy saturada de líquido puede reventar de manera espontánea, por eso algunas mujeres piensan que es un vello infectado o encarnado. Sin embargo, no es así, porque los vellos están alejados de la vagina.
En los casos de infección hay enrojecimiento, malestar en las relaciones sexuales y aumento del calor local en la región. Cuando coinciden todas las molestias se habla de bartolinitis aguda.
Para que aparezca por infección son necesarias dos condiciones: (1) Obstrucción del conducto por donde sale el líquido que segrega la glándula, lo que impide su salida. (2) Contacto de una bacteria con el líquido obstruido en el conducto.
La bartolinitis no es común en la adolescente, sí en mujeres jóvenes. En la adulta mayor es poco frecuente. En el caso de las embarazadas las manifestaciones son idénticas, solo que por su condición requiere de mayores cuidados.
Es importante destacar que la bartolinitis le puede ocurrir a una mujer que tenga o no relaciones sexuales. No es una enfermedad de transmisión sexual.
La probabilidad aumenta si la mujer tiene varias parejas. En estos casos, aunque es una causa probable, no determinante, si es necesario extremar la higiene y la protección.
Aunque no es frecuente, la bartolinitis puede volver a ocurrir; es decir, repite en algunas mujeres. Hasta ahora se desconocen las causas.
Por esta manifestación y otras, todas las mujeres, luego del desarrollo, deben practicarse sus controles anuales, semestrales o cuando noten alguna anomalía. Generalmente el especialista detecta la bartolinitis en un examen ginecológico de rutina.
Para tratar la bartolinitis no es prudente la automedicación. Solo un especialista puede medicar correctamente, luego de obtener un diagnóstico. Generalmente la receta es en base a medicamentos para aliviar el dolor y las molestias (analgésicos); y en el caso de infección antibióticos. Los resultados se aprecian entre el día siete y el décimo. Ese es el tiempo prudente para acudir nuevamente con el especialista.
En algunas ocasiones se puede aplicar calor local como remedio casero, cuyo propósito es aliviar la molestia; no obstante, lo mejor es acudir al especialista.
Si la fórmula referida no cambia la condición de la paciente, si la bartolinitis no desaparece, aun cuando se aplique una segunda receta médica, se pasa a una intervención quirúrgica que es realizada por un ginecólogo, preferiblemente con experiencia.
La intervención tiene dos opciones: (1) Un drenaje. (2) La construcción de un nuevo camino, de un nuevo conducto. La extracción de la glándula tiene efectos menores, la lubricación no se ve afectada.
Definitivamente, siempre será necesario que la mujer acuda a sus controles trimestrales, semestrales o anuales, a fin de reconocer el estado y condición de sus órganos genitales.